Misterio detrás de la decadencia

Cuando visitas un monumento histórico, un museo o una ciudad lo haces sabiendo que están cargados de historia pero cuando visitas un sitio abandonado es una experiencia distinta, como si viajaras a través del tiempo. Tiene algo misterioso, como si el hecho de ser desconocido y cerrado al público lo hiciera muy especial.

Mejor aun. Cuando llegas a un sitio y encuentras aun rastros de vida: platos sobre la mesa, zapatos dejados por el suelo de la habitación... Pareciera que los habitantes se hubiesen esfumado o hubiesen salido a comprar unos cigarrillos en la esquina y estuvieran a punto de volver.

Este castillo es el ejemplo perfecto del paso del tiempo. Se encuentra en la región donde he crecido. He pasado muchas veces por delante y siempre me he preguntado como sería por dentro. Cuando por fin un dia, durante el verano, decidí aventurarme  en la parte interior. 

El castillo se encuentra en medio de una vegetación que ha recuperado su dominio. Fue construido en el siglo XIII, abandonado, reconstruido y habitado hasta mediados del siglo XVIII. La fachada ha conservado su encanto con sus numerosos postigos azules. En la entrada, permanece casi intacta una escalera imponente de mármol y acero forjado que nos llevas a las habitaciones. El papel pintado de las habitaciones preserva sus colores y motivos de origen y en una de ellas, aun esta la cuna de un bebe y un osito de peluche. 

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